Su nombre era Cesar Arquímedes, tenía 35 años, hacia unos minutos habían hablado con su esposa por teléfono. Cuando se despidieron ella dijo “Dios es bueno” y él respondió “todo el tiempo”. Le estaba diciendo, que estaba por salir del trabajo y que pronto se reunirían.
Ella una joven mujer también de 35 años y de 10 años de matrimonio, le dijo “echaré las pupusas cuando llegues para que las comas calientes”.
César Arquímedes ya no llegó, su vehículo, un carro anaranjado, fue IMP∆CT∆D0 por una camioneta que lo arrastró varios metros. César Arquímedes F∆LL£CI0 casi al instante.
Quimi le decían en la iglesia “Mi vida a Jesús”, donde era muy querido por su servicio a la obra del Maestro de Galilea, un obrero sin horario, un guerrero sin tregua, un soldado de Cristo de armas tomar.
Esta noche de viernes Quimi ha convocado a decenas de personas en la iglesia, siempre buscaba traer gente, hoy el templo está abarrotado, su cuerpo no danza, su voz está apagada, sus ojos están cerrados y su rostro refleja una paz que sobrepasa todo entendimiento, su esposa llora inconsolablemente, pero los hermanos y hermanas la rodean de amor y consuelo.
El Salvador vio en televisión nacional como una descontrolada camioneta en donde la PNC afirma que fue una señora de más de 70 años, impactaba el carro anaranjado en el que Cesar Arquímedes salía a trabajar y ganarse el pan de cada día.
Desde nuestro corazón, sentido pésame a la familia, fuerza y resignación.
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