Quienes deseen enviar remesas desde Estados Unidos deberán prepararse para pagar no solo las comisiones tradicionales de las remesadoras, sino también un nuevo cargo impulsado por el gobierno. A partir de ahora, cada envío de dinero al extranjero estará sujeto a un impuesto adicional.
El Congreso estadounidense aprobó recientemente un impuesto del 3.5% sobre las remesas, lo que significa que, por ejemplo, si alguien envía $1,000, $35 irán directamente al gobierno. Esta medida ha generado opiniones divididas tanto dentro como fuera del país.
El expresidente Donald Trump celebró la aprobación de esta legislación, afirmando que es “un gran día para la nación”, aunque admitió que su propuesta inicial contemplaba un impuesto del 5%. Aun así, considera que es un paso en la dirección correcta para fortalecer los ingresos internos.
Diversos gobiernos latinoamericanos han expresado su preocupación, ya que millones de familias dependen de las remesas enviadas desde Estados Unidos. Países como México, El Salvador, Guatemala, Honduras, Colombia y Nicaragua se encuentran entre los más afectados, pues las remesas representan una fuente vital para sus economías.

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