Lo que tanto había esperado el presidente Nayib Bukele y el sistema de justicia salvadoreño podría estar a punto de concretarse. El exdiputado y excandidato presidencial Norman Noel Quijano González se encuentra detenido en Estados Unidos, específicamente en Fresno, Texas, y su deportación a El Salvador podría producirse en los próximos días. Esta noticia marca un giro decisivo en los esfuerzos por llevar ante la justicia a figuras políticas acusadas de haber pactado con estructuras criminales.
Quijano, quien fue una figura prominente del partido ARENA y candidato a la presidencia en 2014, ha sido vinculado judicialmente a negociaciones ilegales con pandillas. Según las investigaciones en El Salvador, durante su campaña presidencial se habrían entablado conversaciones con líderes de pandillas con el objetivo de obtener apoyo electoral, replicando una estrategia que anteriormente habría beneficiado al partido FMLN.
La Fiscalía General de la República (FGR) ya ha emitido una condena en su contra por estos hechos, lo que refuerza la urgencia de su repatriación. La justicia salvadoreña sostiene que, de haber llegado al poder, ARENA habría establecido un pacto con las pandillas a cambio de favores políticos, algo que representa una grave amenaza al Estado de derecho y a la seguridad pública del país.
De acuerdo con el medio estadounidense USA Today, Quijano fue detenido el pasado 6 de marzo y desde entonces ha permanecido bajo custodia en un centro de detención en Texas. Esta detención ha sido mantenida en relativo hermetismo hasta que medios locales y salvadoreños comenzaron a divulgar la información. Se cree que lleva más de dos meses privado de libertad, mientras se coordinan los procesos necesarios para su deportación.
El mismo reporte señala que esta posible deportación podría estar vinculada a una solicitud oficial realizada por el gobierno de Nayib Bukele al gobierno de los Estados Unidos, cuando Donald Trump aún estaba en funciones. Esta colaboración internacional refuerza la política de cero tolerancia del actual gobierno salvadoreño hacia la corrupción y la impunidad, especialmente en casos donde se ven involucrados exfuncionarios de alto nivel.
Norman Quijano fue una de las figuras más representativas de la política salvadoreña durante la última década. Presidió la Asamblea Legislativa y tuvo una carrera política activa y visible. Sin embargo, su legado ha sido profundamente marcado por estas acusaciones que lo colocan en el centro de uno de los escándalos más polémicos del país, relacionados con el uso político de las pandillas. Su retorno a El Salvador podría significar un momento clave para la justicia y para el mensaje de firmeza que el gobierno actual busca proyectar.
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