No nació en El Salvador, pero hoy lo representa con el alma: el goleador que llevó la bandera al podio de Rusia.

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Aunque nació en Colombia, su historia está profundamente ligada a El Salvador. A los tres años, su familia lo trajo a tierras salvadoreñas, y fue aquí donde creció, aprendió a vivir y se enamoró del fútbol. Cambió las arepas por pupusas, las montañas colombianas por los estadios salvadoreños, y fue en estas canchas donde forjó su carácter, su talento y su identidad.

Su talento lo llevó a destacar rápidamente, convirtiéndose en goleador del Club Deportivo FAS, uno de los equipos más emblemáticos del país. Su desempeño llamó la atención fuera de nuestras fronteras, y pronto recibió ofertas de Colombia, donde también se coronó como máximo artillero en los equipos donde jugó. Sin embargo, su corazón seguía latiendo con el azul y blanco de El Salvador.

En 2024, le llegó el momento soñado: una oferta millonaria desde Europa que lo catapultó al fútbol ruso. No solo cumplió su sueño de jugar en el viejo continente, sino que este día ha alcanzado la gloria: se coronó campeón en Rusia. En medio de la celebración, rodeado de cámaras, luces y euforia, hizo lo que su corazón dictaba: pidió la bandera de El Salvador y la colocó sobre sus hombros con orgullo.

Él no nació en este país, pero lo lleva en la piel y en el alma. Hoy lo ha demostrado ante el mundo. Narradores, periodistas, aficionados: nunca más digan que no es salvadoreño. Porque hay amores que no necesitan partida de nacimiento, solo lealtad, gratitud y pasión. Y eso, a este goleador, le sobra.


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