No aceptó consejos de sus padres y andaba haciendo el mal en las calles con sus «amigos», pero hubo consecuencias.
Su nombre era Aron Mejia, tenía 16 años, un joven que en lugar de estar estudiando o jugando como un chico de su edad, prefería delinquir.
A pesar de los consejos de sus padres, Aron perdió la vida en un hecho VI0L£NT0 ocurrido recientemente en el norte de Honduras.
La familia conciente de lo que hizo su hijo, pide que su historia sirva como lección para otros jóvenes para que dejen de hacer el mal.
Sus seres queridos le advirtieron sobre malas compañías, pero a veces la juventud ignora el esfuerzo y amor de quienes solo quieren protegerlos.
Definitivamente debe de ser una lección para todos los jóvenes que no buscan el bien.
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