¡Le arrebataron todo! Mira bien esa sonrisa… era la de María Eugenia, una mujer que con esfuerzo levantó su humilde negocio de fresas para salir adelante. Pero lo que vino después fue una pesadilla.
En cuestión de minutos, vio cómo su carrito (su sueño, su esperanza) terminaba en la basura. Su rostro lo dice todo: de la felicidad a la angustia absoluta.
En redes algunos la apoyaron, otros le decían que «no tenía permiso». Pero cómo iba a tenerlo si estos trámites cuestan mucho para cualquier emprendedor.
Hoy, María Eugenia lucha por volver a empezar… y por recuperar algo más valioso que su carrito: su sonrisa.
Este hecho sucedió en México, pero un lamentable caso que es similar a lo que sucede en El Salvador con los emprendedores que solo tratan de ganarse la vida con sus pequeñas ventas.
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