Le donó su riñón y de regalo le pidió el divorcio cuando ya estaba bien, el pide compensación por el riñón.

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LE DONÓ SU RIÑÓN Y ELLA LE PAGÓ CON EL DIVORCIO.

Dicen que el amor verdadero se demuestra con hechos… pero esta historia nos recuerda que a veces esos hechos pueden tener finales inesperados.

Richard Batista, un cirujano de Long Island, se casó con Dawnell en 1990. Su matrimonio parecía sólido, pero en 2001, la vida los puso a prueba: ella necesitaba con urgencia un trasplante de riñón para sobrevivir. Richard, sin pensarlo dos veces, decidió darle uno de los suyos. Era, según sus propias palabras, la mayor muestra de amor que podía ofrecer.

Durante un tiempo todo parecía marchar bien. Dawnell recuperó su salud y la vida siguió su curso… hasta que en 2005 ella pidió el divorcio. Sí, apenas cuatro años después de recibir el riñón que le salvó la vida, decidió terminar la relación.

Fue entonces cuando Richard sorprendió a todos: exigió públicamente que le devolvieran el riñón o, en su defecto, que le pagaran 1,5 millones de dólares como compensación. Sin embargo, los abogados fueron claros: un órgano donado es un regalo irrevocable. No hay vuelta atrás, ni en la ley… ni en la medicina.

El juez rechazó su petición, y el riñón, por supuesto, se quedó donde estaba. Richard intentó reabrir el caso años más tarde, pero no lo consiguió. La decisión fue definitiva: viviría el resto de su vida con un solo riñón… y con un divorcio en los registros.

Moraleja: antes de entregar algo tan valioso, no solo hay que pensar con el corazón… a veces también conviene escuchar a la razón.


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