Edgardo Aguilar, conocido con cariño por todos como “El Gato”, partió de este mundo el pasado sábado en las cercanías del redondel de Claudia Lars, en el desvío de San Juan Opico, La Libertad. Su partida repentina ha dejado un profundo impacto en quienes tuvieron la dicha de conocerlo y compartir momentos con él. Su nombre y su apodo quedarán grabados en la memoria de su comunidad, no solo por su talento, sino por el corazón noble que siempre lo caracterizó.
Quienes lo conocieron saben que Edgardo era mucho más que un músico talentoso: era un joven dedicado, un padre amoroso y un amigo leal. Cada proyecto, cada presentación y cada instante en los que se involucraba, los vivía con entrega y pasión. Era de esas personas que siempre dejaban una huella positiva, irradiando energía y calidez en cada encuentro, y recordándonos que la grandeza no siempre se mide en fama, sino en la calidad humana.
Formó parte de agrupaciones que marcaron momentos inolvidables, como Latin Song Band y La Chanchona de Arcadio. Su música, cargada de ritmo y sentimiento, se convirtió en un puente que unía corazones y alegraba cualquier escenario. Hoy, sus compañeros, amigos y admiradores sienten el vacío que deja su ausencia, un silencio que se mezcla con la nostalgia de aquellos acordes que ya no volverán a sonar con su toque especial.
En este momento de profundo dolor, enviamos nuestras más sinceras condolencias a su familia, deseándoles fortaleza y consuelo en medio de la tristeza. Que el recuerdo de Edgardo “El Gato” Aguilar viva siempre en la memoria de quienes lo amaron, y que su legado musical y humano continúe inspirando a todos los que lo conocieron.

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